¿Y si...? Menos es más. Este fue un gran aprendizaje durante mi proceso oncológico.
Vino dado de forma natural por el impacto que el tratamiento causaba en mi cuerpo. Sin fuerzas, energía ni capacidad física ni emocional para oponerme a lo que era, lo que intuitivamente surgió fue dosificar lo poco que estaba a mi disposición en ese momento. Y así fue como paso a paso, ese mínimo viable cada día, intencionado y sin expectativas fue abriendo espacio en mí para acoger y permitir los cambios que a nivel funcional y estructural se estaban dando en mi cerebro, y la ampliación en mi ventana de tolerancia con la que la regulación de mi Sistema Nervioso se hacía más natural y accesible.
Lo simple tiene un gran impacto positivo.
Los pequeños cambios en la alimentación, llevada a productos frescos, naturales, coloridos platos; los paseos aprovechando primeras horas de la mañana y atardeceres; los momentos de pausa, reflexión, de imaginar una vida diferente, más presente, incluyendo el disfrute, esas pequeñas cosas que postergaba como leer, hacer pequeñas manualidades que, por cierto, tanto me ayudaron en la recuperación de mis manos de los efectos secundarios del tratamiento; observar cómo transcurría el día a día de mi familia sin mi asfixiante control y exigencia; encontrar momentos para apreciar lo que sumaba, sentarme a cantar mantras, respirar, hacer yoga...Escribir, mi gran pasión, liberación y expansión.
Sentirte a salvo abre puertas extraordinarias.
Todo eso fue generando nuevas conexiones neuronales, nuevos caminos, una nueva mirada. Aunque estaba en pleno proceso oncológico no me sentía atacada por mi cuerpo ni en peligro, misteriosamente y, gracias a los cambios que hizo mi cerebro y mi SN, me sentía a salvo. En paz. Eso me ayudaba a recibir las noticias con una actitud diferente. Recuerdo que los médicos hablaban de mi sonrisa. "Siempre viene sonriendo aunque sea a urgencias" Me di cuenta que surgió sola, se instaló en mí como protección natural y eso me reforzaba la idea de que mi cuerpo no estaba en mi contra.
Por eso, decidí ponerme a su favor.
Y ello fue posible porque había salido del constante estado de lucha/huida en el que llevaba años. Un estado predominante claramente, por supuesto entramos en estados de relajación y disfrute aunque breves y superficiales.
Poner las capacidades de la mente al servicio del corazón es la clave.
Aplicar esas intuiciones y señales que se van haciendo cada vez más presentes cuando el ruido externo comienza a bajar intensidad y darles forma a través de las maravillosas capacidades de nuestra mente racional. Salir de la urgencia y esas ganas de arrasar con todo, respirando, observando las posibilidades y dirigiéndonos hacia el camino marcado por el corazón de la mano de nuestra estrategia consciente.
Utilizar sus habilidades y características para apoyar las decisiones auténticas hacia las que el corazón nos guía y, darnos permiso de compartir, de entregar esas partes sanadas y ponerlas al servicio. Llevar nuestra transformación a un sentido mayor y de servicio a los demás.
¿Por dónde empezar?
Pasa tiempo en la naturaleza.
Realiza respiraciones conscientes, lentas y profundas.
Regula tu ritmo circadiano.
Entrega a tu cuerpo alimentación basada en plantas, productos naturales, variados y frescos.
Encuentra el ejercicio físico que te ayude a motivarte a moverte cada día.
Dedícate momentos de pausa, reflexión y agradecimiento.
Siente tus apoyos, tus pies en el suelo, tu cuerpo sobre la silla o la cama.
Presta atención a tus sentidos, nombra lo que ves, hueles, escuchas, saboreas, tu tacto.
Recuerda que los cambios llevan asociados, sobre todo al principio, incomodidad. Para aumentar tu tolerancia a ella puedes hacer un entrenamiento adaptado, consciente y progresivo con esos pequeños gestos, dar espacio a tus emociones, comprender su presencia y acompañarte de la neuroquímica que tanto la alimentación como estas actividades te aportan, irán haciendo el trabajo para que conectes con tu estado de calma y puedas acceder a los recursos que te entrega, como conexión, claridad, disposición, gratitud, ver opciones disponibles o estar abierto a relacionarte, pedir y recibir ayuda.
Si quieres conocer más puedes acceder a los recursos que encontrarás en mi web
Todo está en ti. Confía
Ana Martínez
La Magia de Volver a Ti
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