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CÓMO PUEDO ACOMPAÑAR A UN FAMILIAR O AMIGO DIAGNOSTICADO DE CÁNCER


cómo puedo acompañar a un familiar o amigo diagnosticado de cáncer

Para llegar al cómo, al qué puedo hacer para acompañarle, te invito primero a observar "desde" dónde lo harás.

Cuando una persona cercana, un ser querido nos comparte su diagnóstico de cáncer, se abre nuestro propio proceso oncológico. Esa parte del camino compartido que nos pone frente a miedos, incertidumbre, emociones, reacciones, palabras, actitudes... seguro que nuestra intención es servir de apoyo, sin embargo, en muchas ocasiones podemos sentirnos frustrados, tristes e, incluso, enfadados por cómo estamos abordando esta situación.

Tu propio mundo se revoluciona.

Para despejar nuestro terreno y ser un apoyo eficaz y confiable hemos de atender a todo eso que se ha despertado en nosotros ya que si no, actuaremos desde nuestros propios miedos.


En una ocasión, recién terminado mi tratamiento una persona muy cercana estaba pasando por una situación familiar desafiante. Cuando hablaba de ello yo me sentía mal e intentaba restar importancia, cambiar de tema, porque empezaba a sentirme arrastrada por su dolor.

Estaba empezando con el autoconocimiento y un día, me di cuenta de que lo que me dolía era mi propio dolor e impotencia al verla sufrir.


Así que, decidí respirar eso, darle espacio en mí, seguir estas claves que te comparto y el resultado fue que pude con ello, y puedo hoy acompañar, desde mi propia paz. Puedo escuchar atentamente, por supuesto emocionarme, manteniendo mi centro, la mente clara para entregar presencia, silencios, preguntas poderosas que le puedan llevar a sus propias respuestas, validar sus emociones...



Toma nota

Te comparto 7 claves que te ayudarán en cómo acompañar a un familiar o amigo diagnosticado de cáncer.



1. Déjate sentir, observa y cuéntate la verdad.

¿Qué has sentido? ¿En qué lugar de tu cuerpo? ¿Qué pensamientos han llegado a ti?

Antes de responder lo primero que se te ocurra, te invito a respirar profundo, a darle un lugar en tu presente a las palabras, a su mirada, a vuestro sentir. Muchas veces tratamos de restar importancia y salir de ese torbellino emocional cuanto antes y utilizamos frases hechas para romper ese profundo silencio que se genera.


En cuanto tengas ocasión escribe, dale espacio a todos tus miedos, las dudas, cuéntate verdad acerca de lo que has sentido, de todo lo que te has planteado. Mientras más lo mires de frente, observes tus creencias y cómo puedes transformar eso, menos proyectarás en tu ser querido y podrás apoyarlo desde un mejor lugar emocional.


Para quien recibe el diagnóstico se abren muchos frentes en todas las áreas de su vida, si quieres aportar se realista con lo que puedas ofrecer y hazlo desde el corazón.

2. Ten presente que es "su proceso", no el tuyo.

Alguien ha de estar sobre la barca para ver los recursos, echar el ancla y lanzar el salvavidas.


Cuando haces el trabajo anterior podrás, cada vez más en calma, acompañar sin enjuiciar, sin decir aquello que tendría que hacer, sin cuestionar o transmitirle tus propias inquietudes.


Se trata de estar abiertos a respetar sin más y observar todo aquello que queremos cambiar de su proceso a través de nuestras propias expectativas para escribir sobre ello y aprender qué mensaje guarda eso para nosotros.


No se trata de lo que tú harías, sino de invitar y proponer para darle la oportunidad de ver qué tal se puede sentir con esa opción que le ofreces.

3. Cuídate. Es un proceso largo, distribuye las fuerzas.

Comunícate de forma asertiva, empática, amorosa y clara. Tal vez puedas invitarle a planificar el tiempo de tratamiento, las citas o establecer en qué puedes serle de utilidad.


Si has hecho la primera propuesta, ya sabrás en qué puedes ayudarle. recuerda que un proceso oncológico es una carrera de fondo con muchos altibajos, no pretendas estar para todo, no es realista y os puede frustrar.

En muchas ocasiones cuando nuestro entorno se "hace a la idea" distancian las llamadas, las visitas y, tal vez, cuando más los necesitamos muchos han entrado en retirada.

Si tú te cuidas, te das espacios para recargar tus propias fuerzas y energía, los momentos de compartir serán más auténticos, desde un lugar de ligereza y de amor porque no lo sentirás una obligación.


En esa verdad de la primera propuesta estará tener claridad de qué implica esto en tu vida y qué estas dispuesto a aportar.


4. Pregúntale qué necesita.

En muchas ocasiones nos sale el impulso de hacer, hablar, distraer...igual en ese momento solo necesita silencio y tu presencia. Una mirada en la que sostenerse, una sonrisa amorosa de aliento...

Tan fácil como preguntar ¿Qué necesitas en este momento? ¿Cómo crees que puedo ayudarte?

Esto puede resultar retador porque tenemos la tendencia a salvar al otro, a estar hacia afuera hablando sin cesar para que se distraiga, entregando de más para sentirnos útiles y necesarios y, sin embargo, nuestra propia presencia es sanadora. Si cuidamos nuestra propia salud y energía como hablamos en el punto anterior, estaremos más disponibles para las verdaderas necesidades de nuestro ser querido.


5. Cuida tus palabras.

Sé amable y regúlate emocionalmente.


No sabes al 100% que todo saldrá bien. No, no es un año malo. Esas frases pueden generar rechazo y frustración, pueden crear expectativas y volverse en contra más que impulsar.


Las palabras tienen un gran poder, pueden elevarnos o empujarnos a un profundo vacío. En procesos oncológicos son muy comunes términos relacionados con la lucha, la resistencia, el enfado, una carga demasiado pesada para el largo proceso que se abre ante nosotros en el que necesitaremos toda la energía disponible para mantenernos en el camino. En otras ocasiones puede que con esa imagen de guerrera en lucha no se permita caer, tan necesario para recuperar fuerzas e impulsarnos de nuevo.


Cuando usamos ese tipo de comunicación generamos unas grandes expectativas que, aunque son su faro, no todos los días se sienten así y pueden generar desánimo que no se atreven a compartir para no decepcionar a su entrono.

Crea espacios seguros de comunicación donde pueda sentirse abrazado e impulsado por tus palabras y donde se sienta cómodo para expresar y compartir sus emociones.

6. Sigue siendo una persona completa, no reduzcas la conversación a su enfermedad.

La enfermedad es un punto en su vida, sí que ahora parece muy grande, aunque no le define, sigue siendo una persona completa y el resto de áreas de su vida, aunque se sientan afectadas, pueden ser una gran fuente de recursos y posibilidades para transitar de forma más amable este camino.


Es tu familiar, es tu amigo, le conoces, ¿Qué le hace sonreir?


Ten en cuenta que durante este transitar muchas capas pesadas de la vida que creíamos tener que llevar caen y cambian las preferencias y valores. Es un buen momento para conocer vuestras inquietudes, vuestras prioridades, qué compartís, qué es importante en este momento para esa persona y apóyale.

Cuenta con ella, inclúyela en los planes, con amabilidad pregúntale qué le apetece compartir.

7. Valida sus emociones.

Ofrece tu ayuda, presencia, apoyo y respeta sus decisiones.

Si estás todo el tiempo diciéndole lo que debe hacer, cómo hacerlo, si no le das un respiro, estás transmitiendo que lo que hace, lo que dice, lo que siente no es válido y le llevará a no sentirse amado y puede que se culpe por no poder hacer todo eso que le estás diciendo, al mismo tiempo que tu resentimiento y frustración irán en aumento.


Para eso ya has hecho este viaje por estas claves que te comparto. Trabajar en ello, tenerlo presente, respirar y encontrar tu propio centro, validar tus propias emociones, te permitirá conectar desde un lugar de amor y comprensión mayor lo que hará más sincera y cercana vuestra relación.


Podrás entender que un desencuentro en una opinión o forma de proceder no es personal y que tener una visión diferente no es un ataque. Podemos estar de acuerdo en el desacuerdo y que nuestra comunicación sea cuidada respetando y validando el punto de vista del otro.

Es un momento importante también en tu propia vida y puede regalarte muchos aprendizajes acerca de ti que pasarán desapercibidos si no estás presente y atiendes ese mundo emocional que tanto evitamos.

Espero que te sea de inspiración, recuerda que estás aprendiendo a relacionarte contigo y con tu ser querido de una forma diferente, de manera que se paciente y amable contigo mismo. Es una gran prueba, ambos tenéis recursos internos y habilidades que pueden ayudaros a caminar juntos desde esta transformadora experiencia.


Comparte en comentarios tu experiencia, te leo.



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